sábado, 30 de marzo de 2013

La victoria del creyente

“Mas a Dios gracias, que nos da la victoria por el Señor nuestro Jesucristo” (1ª Corintios 15.57).

La victoria del creyente en Jesucristo es una gracia divina, que se aplica a todo aquel que cree en la muerte y resurrección de Jesucristo, arrepintiéndose de todos sus pecados.
 
Dios, quien hizo el plan de salvación desde antes de la fundación del mundo (Efesios 1.4), levantó a su Hijo de los muertos (Romanos 8.11) para sentarlo a su diestra en los cielos donde intercede eternamente (Hebreos  7. 25).

La victoria que Jesús obtuvo en la cruz se manifestó en su resurrección, venciendo así al pecado y a la muerte, para que todo aquel que en él cree, no se pierda mas tenga vida eterna (Juan 3.16). Por eso la resurrección de Jesucristo es la victoria de todo creyente sobre el pecado y sobre la muerte, pues quienes dejan este mundo habiéndose arrepentido de todos sus pecados y aceptado a Cristo como su Salvador, no están muertos, duermen, dice San Pablo (1ª Tesalonicenses 4.13-14).

Amado Lector: La resurrección de Jesucristo es la victoria de su obra redentora, para ofrecerla a todo pecador que se arrepiente y le acepta como su Salvador

sábado, 23 de marzo de 2013

Semana Santa 2013

La última semana que Jesús estuvo en la tierra en forma humana fue llena de momentos memorables, profecías cumplidas, oración íntima, discusión profunda, actos simbólicos y eventos que cambiaron el mundo.

Te invitamos a revivir la historia narrada en los evangelios, siguiendo nuestro plan especial de lectura bíblica durante la Semana Santa. También esperamos contar con tu presencia en nuestros cultos especiales:



Jueves 28, a las 6:00 p.m.
CULTO DE SANTA COMUNIÓN
“Jesús descubre la traición de Judas”

Viernes 29, a las 3:00 p.m.
CULTO DEL SERMÓN DE LAS SIETE PALABRAS
“El Mensaje de la Cruz”

Domingo 31, a las 6:00 a.m.
CULTO ESPECIAL DE RESURRECCIÓN
"La Victoria de Jesús sobre la muerte”

¡TE ESPERAMOS!

jueves, 21 de marzo de 2013

Rescatados con sangre

 “Sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana conversación, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata; sino con la sangre preciosa de Cristo, como un cordero sin mancha y sin contaminación” (1ª Pedro 1.18,19).
El rescate del que el Apóstol habla es el que Dios hace de los pecadores, que van en camino seguro a una muerte eterna y que no pueden volver atrás, es decir, que no puede hacer nada por ellos mismos.
 
Por eso Pablo el Apóstol dice, hablando de la salvación que recibimos cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados (Efesios 2.1), es decir, que estando perdidos en la maldad, Dios nos rescata dándonos salvación eterna.

El rescate del que los pecadores arrepentidos han sido objeto, no se ha comprado ni conseguido con cosas materiales como oro o plata, porque  ese rescate no se cubriría ni con el dinero de todo el mundo, pues Jesús, dice: ¿Qué recompensa dará el hombre por su alma? (Mateo 16.26).
 
No hay nada en este mundo que pueda cubrir el valor del rescate de los pecadores.
 
El rescate que es válido y surge efecto, es el que Jesucristo con su muerte y derramamiento de sangre llevó a cabo en la cruz del calvario, una sangre como de un cordero sin mancha y contaminación. Un rescate que costó sangre.


sábado, 2 de marzo de 2013

Cristo, el único camino a Dios


 
“Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mi” (Juan 14.6).

Existirán muchas religiones, sectas y denominaciones en el mundo, pero ninguna de ellas te lleva a Dios.

Hablarán de Dios, de Jesús y de un sinfín de enseñanzas que sin duda sacan de la Biblia o de sus biblias impresas por ellas, pero solo contienen mensajes  adulterados o acomodados a sus propios deseos o fines, pero no presentan el camino verdadero a Dios.

La palabra religión viene de la raíz griega “Religuere”, que significa “Volver a ligar” o “volver a unir”.

Dios tiene el propósito de que el hombre vuelva a él, formuló el plan conocido de salvación, según San Pablo en su carta a los Efesios, con el propósito de ofrecerle a los pecadores el perdón de todos sus pecados. Por eso San Pedro en el Sanedrín dijo: “Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4.12).
 
Amado Lector: Cristo es el centro de la predicación del evangelio, no hay más, él es el único que puede no sólo llevarle a Dios, sino concederle el perdón de sus pecados y darle vida eterna e interceder para siempre delante del trono celestial (Hebreos  7.25).