viernes, 15 de febrero de 2013

La invitación de Jesús


“Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar” (Mateo 11.28).
 
Qué oportuna se hace hoy la invitación de nuestro Salvador, ya que no es solo para aquellos que no le han buscado o aceptado como su Salvador, sino también para los que son sus hijos; qué mejor oportunidad el ofrecernos una vez más su apoyo y refugio, ya que desde el Antiguo Testamento él nos dice: “El que habita al abrigo del altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente” (Salmo 91.1).
 
Y el Salmista nos invita también, diciendo: “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará…” (Salmo 55.22).

Esta invitación del Señor es para aquellos que  sienten  la carga de sus pecados y de la vida mundana, cansados de la mala vida que llevan y no la pueden dejar, que con todo el anhelo de su corazón desean un cambio de su manera de vivir y que no puede lograrlo porque se encuentran presos del pecado.  
La invitación del Señor Jesús es para aquellos que quieran hacerse sus alumnos y encuentren descanso para su alma, sentándose a los pies del Hijo de Dios y escuchar sus palabras de vida eterna.
 
Amado Lector: Solo tienes que decidirte a seguir al Hijo de Dios y hacerte uno más de sus alumnos, siguiendo sus pisadas y practicando su ejemplo.

sábado, 9 de febrero de 2013

Arrepentíos


Y Pedro les dice: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2. 38).

Cuando Pedro terminó el mensaje de Pentecostés, muchos fueron redargüidos  y  reconocieron su situación, interesándose en poner solución a su maldad. Por eso preguntaron ¿qué haremos?
 
El paso importante que toda persona debe dar es de ARREPENTIMIENTO. No se trata de integrarse a una iglesia solamente, ni bautizarse sin dar este paso. Nuestro Señor Jesucristo comenzó su predicación con el llamamiento al arrepentimiento (Mateo 4.17) para poder entrar al reino de los cielos.
 
Una vez arrepentido viene la confesión pública por medio del bautismo, reconociendo a Jesucristo como único Salvador; recibiendo así con toda certeza el perdón de los pecados y de inmediato recibir al Espíritu Santo como un don celestial (Efesios 1.13).

Amado Lector: El arrepentimiento verdadero consiste en abandonar su vida de pecado, cambiar de rumbo en la vida y volverse a Dios, trayendo a los pies de Jesucristo, todos tus pecados, para que recibas por medio de su sangre el perdón de todos ellos (Isaías 55.7).

viernes, 1 de febrero de 2013

Cristo, nuestro ejemplo

Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis” (Juan 13.15).

Cristo enseñó sobre la obediencia, la humildad, el amor y el servicio a los demás, no solo con palabras, sino con hechos.  

Él vino al mundo como el Hijo de Dios a buscar y a salvar todo lo que se había perdido (Lucas 19.10), en obediencia al pacto que había hecho con su Padre. Él no vino para ser servido, sino para servir, y dar su vida en rescate por muchos (Marcos 10. 45).

Una de las cosas que tuvo nuestro Señor fue su humildad, “pues siendo en forma de Dios, no tuvo por usurpación ser igual a Dios” (Filipenses 2.6).

Siendo Creador, sustentador y dueño del universo, él no tuvo un lugar donde reclinar su cabeza; nunca dijo “voy a mi casa” o “esto es mío”.

Como Hijo de Dios tuvo poder, poder que usó para sanar a los enfermos, echar fuera demonios y ayudar a los necesitados; poder que utilizó para servir a los demás, fue llevado a la cruz, donde murió y resucitó para dar vida a los que por causa del pecado estaban condenados a muerte eterna.

Amado Lector: Cristo es el único ejemplo, para seguir sus pisadas y poner nuestros ojos en él, como el único camino hacia Dios.