"Prosigo al blanco al premio de la soberana vocación de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3.14 ).
San Pablo, de quien podía decirse que lo
tenía todo en cuanto a su vida cristiana, nos dice que él consideraba que no
había logrado su perfección en esta
vida, por lo que continuaba perseverando en este mundo mientras Dios le diera
vida. El propósito de su vida era seguir adelante, con la misma meta, puestos
sus ojos en el blanco eterno, que era Cristo Jesús.
La perseverancia del cristiano debe ser en
perseguir a Cristo, para identificarse cada día con él; esto significa ir
muriendo cada día al pecado y viviendo únicamente para servir al Señor. El
mismo Señor Jesús dice: “Si alguno
quiere venir en pos de mi, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame” (Mateo
16. 24).
Procuramos obtener en esta vida las cosas necesarias para vivir
mientras estamos en este mundo, pero nuestro principal propósito debe ser el seguir
las pisadas de Jesucristo, ya que él es el único camino para llegar a Dios.
Estimado lector y hermano: Está bien
tener propósitos en esta vida y hacernos proyectos en este nuevo año, pero todo
sin perder de vista al premio de la soberana vocación que es en Cristo Jesús,
el único medio por el cual podremos llegar a Dios al final de nuestra
asignación temporal.
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