viernes, 1 de noviembre de 2013

¿Dónde están los muertos?

A esta pregunta la Palabra de Dios, contesta: Y el polvo se torne a la tierra como era (hablando del cuerpo) y el espíritu se vuelva a Dios que lo dio” (Ecclesiastés 12.7).

En la primera parte de nuestro texto nos enseña la Palabra de Dios que el cuerpo, el cual se sepulta, se vuelve polvo de donde fue tomado (Génesis 2.7) y el espíritu se va a Dios.

Otra pregunta surge: ¿Todos los espíritus de los que mueren van a Dios? El Señor Jesús narra una parábola conocida como “El rico y Lázaro”, en donde contesta la pregunta diciendo: Y aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham: y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el infierno alzó sus ojos, estando en los tormentos, y vió a Abraham de lejos, y a Lázaro en su seno, (Lucas 16.22,23).

Con esto vemos que no todos los que mueren van a Dios. Unos van al seno de Abraham o el cielo donde está y otros al infierno, lugar de tormento.

Otra pregunta que nos hacemos: ¿En verdad vienen los muertos? En la misma parábola el Señor Jesús, hablando de la súplica que el rico le hace a Abraham para que Lázaro vaya a refrescar su lengua con agua,  le dice: “Y además de todo esto, una grande sima está constituída entre nosotros y vosotros, que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar aca”, (Lucas 16.24-26).
 
Por otra parte el Predicador dice que los que viven saben que han de morir: mas los muertos nada saben, ni tienen ya más parte en este siglo, en todo lo que se hace debajo del sol (Ecclesiastés 9.5,6).
 
 Por lo tanto amado lector: Es mejor ponerse a cuentas con Dios antes de morir.

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