sábado, 4 de mayo de 2013

La intercesión de Cristo

El escritor sagrado de la carta a los Hebreos, hablando del sacerdocio de Cristo, dice: “Por lo cual puede también salvar eternamente a los que por él  se allegan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (Hebreos 7.25).
 
Después de que Cristo se manifestara a sus discípulos por cuarenta días, ascendió a los cielos. Dice la Escritura Sagrada que estaban en el Monte de las Olivas, cuando de pronto fue alzado en una nube y le quitó de en medio de ellos; el escritor de la carta a los Hebreos dice que está sentado a la diestra de Dios (Hebreos 10.12).

En el libro de los Hechos, dice el Apóstol Pedro en su mensaje expuesto después que curó a un cojo, “Al cual de cierto es menester que el cielo tenga hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde el siglo” (Hechos 3.21).

El Apóstol Juan dice: “Hijitos míos, estas cosas os escribo, para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” (1ª Juan 2.1).
 
Apreciable Lector: Nuestro Señor Jesucristo está a la diestra de Dios, intercediendo no solamente por los que ya se han arrepentido de sus pecados y le han aceptado como su Salvador, sino también está para interceder por aquellos que no lo han hecho; él espera que lo hagan; como en este caso tú si aún no te has arrepentido.

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