jueves, 26 de diciembre de 2013

Prosigo a la meta

“Prosigo al blanco, al premio de la soberana vocación de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3.14).

Otro año está a punto de terminar. Esto significa un año menos de vida y un año más para que Jesucristo venga, y sin duda que como muchos estaremos pensando en nuevos planes para el próximo año.

No es malo tener propósitos. Uno de los objetivos más importantes es el que el apóstol Pablo tenía: seguir hacia la meta que se había trazado, seguir a Jesucristo, continuar fiel en la lucha hacia el premio de la vocación a la que Dios le había llamado.

La meta de todo cristiano debe ser continuar en el camino  en  el que Dios lo puso desde el día  que  tuvo un encuentro con Cristo, tomando la cruz y siguiendo las pisadas del Divino Maestro.

No debemos fijar nuestras metas en las cosas terrenales, ya que esas cada día irán de mal en peor, conforme al plan profético de Dios.


La perseverancia en el camino de salvación debe ser la ocupación del creyente en Jesucristo.

Fíjate metas, sí, pero como dice el apóstol Santiago: “Si Dios quisiere y si viviéremos, haremos esto o aquello” (Santiago 4.15).

Amado Lector: “Encomienda a Jehová tu camino, espera en Él y Él hará” (Salmo 37.5).

sábado, 21 de diciembre de 2013

La anunciación profética del nacimiento de Cristo

Dios, por medio de Isaías, le profetizó al pueblo de Israel, el nacimiento de su Hijo Jesucristo unos 800 años antes, presentándolo el profeta como el Mesías, hablando de sus dos naturalezas.

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro; y llamarase su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz” (Isaías 9. 6). De tal manera que no hubo excusa para ellos al rechazarle cuando vino al mundo.

Fue una profecía completa, sin dejar duda para cuando ese niño naciera, al agregar  “Por tanto el mismo Señor os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y parirá un hijo y llamará su nombre Emmanuel” (Isaías 7.14).


San Mateo dice cuando nace Jesús: “Todo esto aconteció para que se cumpliese lo que fue dicho por el Señor, por el profeta que dijo: He aquí que la virgen concebirá y parirá un hijo, y llamarás su nombre Emmanuel, que declarado, es: con nosotros Dios” (Mateo 1. 22,23).

Más adelante el Señor confirma la señal, diciendo “Mas tú, Beth-lehem Efrata, pequeña para ser en los millares de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel…” (Miqueas  5. 2).

Amado Lector: Así como el Pueblo de Israel, también nosotros tenemos todas las señales claras para creer en Jesús.